martes, 12 de marzo de 2013

La doble cabina


La observé estacionada en el Rosedal de Buenos Aires y di la vuelta. El dueño no estaba cerca y entonces, tomé lápiz y papel y anoté el número de teléfono pegado a uno de sus vidrios. Gris plateada, lo único que no tenía original era una tapa fabricada para que no se inundara la caja de carga. Capacidad para seis personas cómodamente sentadas, volante de gran diámetro para hacer más liviano el manejo. A los cuatro días firmé los papeles de la transferencia.
Motor Diesel, caja de velocidades de cuatro marchas, suspensión independiente y frenos a discos en las cuatro ruedas. ¡Y era un modelo del año 1976!
Todo funcionaba, instrumental, luces, radio. Podía entrar en una curva con contracurva a cualquier velocidad y prácticamente, ni perdía la vertical. Una maravilla que tuve que vender dos años más tarde, a otro amante de los buenos autos. Un señor de Saladillo que acababa de jubilarse y que me aseguró, se la estaba regalando.
Hace un tiempo anduve por Saladillo, la busqué por casi todas las calles y ni señales. Debe andar por ahí trotando, o bien guardada en un galpón. Yo, esperando la oportunidad para re comprarla.